Este mes ha tocado reflexionar sobre el equipo.
Me he pasado unos meses loco por determinar que equipo voy a utilizar; y cual me voy a comprar.
Desde móviles a nuevas réflex pasando por toda la gama de mirrorless cameras y compactas de gama alta.
Soy un poco obsesivo, así que cuando empiezo de esta forma, una marea de posibilidades inunda mi cabeza. Lo cual, unido a mi poca paciencia, puede degenerar en terminar el mes con un par de cámaras nuevas, y caras.
Así han caído este año, por ejemplo, la S90 de Canon que ahora tiene Cristina. O algún complemento como el visor eléctrico de la GX100.
El equipo perfecto es algo muy complejo. He comenzado muchos post que no he llegado a publicar hablando de él.
Esta semana, sin embargo, la tormenta ha pasado.
Sé que voy a volver a caer de nuevo, en mi caso es inevitable. Como ya he dicho soy algo obsesivo.
Un cajón lleno de barajas de cartas, un maletín de fichas de póker, cartas para jugar a Magic y otros RPG, varias estanterías de cámaras antiguas, una colección de bonsáis moribundos, mi obsesión por los backups del ordenador (tengo bastantes y alguno en remoto). Son solo algunas de las cosas a mi alrededor que me demuestran que voy a caer de nuevo.
Pero esta semana estoy tranquilo.
Una de mis obsesiones es revisar, clasificar, y ordenar las fotos y esta semana me he dado cuenta de que soy un fotógrafo mediocre.
Algunas fotos resultonas. Pero es fácil ver cuando uno no tiene el instinto de un gran fotógrafo. Nothing happens. Nevermind.
La verdad es que no me importa nada porque mis fotos más "valiosas" son snapshots familiares y mis pretensiones fotográficas siguen por la misma línea.
El caso es que darme cuenta de que soy un fotógrafo regulero me ha hecho redescubrir una cosa que ya sabía. Cuando algo falla o acierta en mis fotos no es la cámara.
Esta semana no quiero nada. No estoy obsesionado por ISOs, ni Megapíxeles, ni ISs, ni liveviews, ni White Balances... Salvo llevar la cámara encima en todo momento.
Se que parece una tontería, pero, que yo este un día pensando en "no quiero comprarme nada" es algo para celebrar.