martes, 20 de noviembre de 2012

Va de árboles

Hace algún tiempo me comentó Cristina una actividad para realizar con los peques.
Se trataba de elegir un árbol y hacerle un seguimiento a lo largo del año con fotos y demás.
Parecía divertido y es probable que lo acabe haciendo; uno de estos días.

El caso es que hoy bajando al parque con las niñas he podido regalarme esto.

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Creo que es un arce y es, a pesar de lo pequeño, impresionante.
Ya le había sacado alguna foto antes, aunque reconozco que nunca me lo había encontrado de un rojo semejante.
Es curioso, porque o bien por la mano de un hábil jardinero, o bien por casualidad o bien por acción de la propia naturaleza es un árbol que delimita su espacio perfectamente y tiene a su alrededor una especie de burbuja "mágica" que hace que te fijes inevitablemente en él.
Algo más fácil de apreciar en esta foto de abril.

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Supongo que serán determinado tipo de especies, pero para un profano como yo, son árboles curiosos.
Los Bratt Pit o los Angelina Jolie de la naturaleza, pasas a su lado y no puedes evitar girar la cabeza y quedarte embobado mirando.

Es complicado encontrar árboles parecidos, incluso en lugares campestres. Tienen algo especial. Yo diría que mágico, que les da una entidad propia. No son fáciles de encontrar, puedes estar horas paseando en un bosque y no ver ninguno.
Estoy convencido que en los lugares en los que hay uno es donde nacen las leyendas, donde la gente cree en las hadas y donde las supersticiones cobran más vida. Es inevitable, porque al observarlos uno no puede dejar de percibir esa ilusión de intencionalidad que tiene la naturaleza y que sobrecoge.

Por supuesto hay más en la naturaleza y uno experimenta una gran sensación de perdida cuando piensa cuantos habrán desaparecido. Cuantos habrán caído bajo el hacha del progreso, cuantos desaprensivos o cuantos alcaldes apolillados habrán acabado con uno a lo largo de su mandato.

Como no, ir siempre con la cámara es una ventaja. Así que, aunque no los vuelva a ver tengo la suerte de guardar un registro nítido en la memoria.
Ahí van otros tantos, árboles y lugares mágicos.

Este lo encontré en los alrededores de Baños de Montemayor.
Y si hubiese llevado un caza mariposas habría estado un rato buscando duendes. Bueno, si lo hubiera llevado y si este árbol en concreto no diera tanto miedo.
Se había abierto un hueco en medio del bosque y parecía buscarte con las ramas.

This is where they live

El siguiente está en los jardines del Moro, aquí en Madrid.
Recomiendo visitarlo.
Es evidente que es la pieza central de los mismos y es fantástico. Aunque el hecho de que esté en el centro de Madrid mata un poco el ambiente.
Creo que es un roble, por la hojas.


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Salir a pasear una mañana por Chantada (Lugo), encontrarse con este árbol en medio de la niebla y decir .- Las meigas haberlas hailas. Es todo uno. Recuerdo otro árbol impresionante de ese viaje aunque de ese la foto la tengo desaparecida.

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Y por último, y sin ser exactamente igual, hay trocitos de bosque, como los que puedes encontrar en la comarca de la Vera en Extremadura que sin tener ningún árbol que destaque especialmente son espectaculares, magicos y encantadores.

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Y claro, para terminar, si alguien sabe de alguno, tenga foto o no, estaré agradecido de saber de él.

3 comentarios:

  1. Increibles los arces. El otro dia salí de una reunión y me encontré unos cuantos de esos y me alegró el día. Hasta estoy pensando pillarme uno para casa, aunque creo que solo y entre cemento puede ser un poco triste

    Me encanta la de la niebla

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  2. Arrancar la semana con este post es muy potente... más incluso que un café. Sobra decir que me ha encantado en todas sus dimensiones, pues gusta combinar la fotografía con algo de lectura.

    Te lanzo una jodienda: partiendo de la base de que has hecho libros temáticos con fotografías ¿has pensado en hacer alguno que combine fotografía y texto? ¿qué cuente una historia o una reflexión? apuesto a que saldría algo interesante.

    Por cierto, mi foto favorita es la del árbol... ¡tremenda!

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  3. Muchas gracias a los dos.

    Manuel, la verdad es que los colores son alucinantes. Sobre lo de tener uno en casa. En su momento, cuando los cuidaba, me parecían un poco caros. Ahora prefiero no castigar ninguno, y disfruto más viéndolos cuanto más en la naturaleza mejor.

    Emilio, sobre lo que dices, es todo un reto. Pero escribir algo que realmente merezca la pena, me parece una de las tareas más complicadas que hay. Quizás algún día.

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