Lo cierto es que tienen actividades para peques que son bastante entretenidas. Una mini visita a una parte del museo con los papás; y con salas casi vacías, lo cual está muy bien; y luego un mini taller de pintura para que los peques se entretengan.
La actividad no es barata, aunque tampoco excesivamente cara, y los nenes se lo pasan pipa.
La primera parte es en plan misión de Dora la Exploradora, para buscar objetos en los cuadros y pasado un rato centrarse en uno para hacer un análisis del mismo, de esos de: - jamás se me hubiera ocurrido pensar eso, pero vaya, tienen razón.
En la segunda, a los nenes les dan pintura de manos, unos sellos una carpeta de cartón blanco, y ¡a estampar!
Ana se lo pasó fenomenal e hizo, con algunas pautas, un estampado la mar de chulo en una carpeta que ahora conservamos para guardar sus dibujos.
En fin, una actividad muy chula y muy recomendable.
El caso es que desde que fui ando algo intranquilo, me pasó lo que me pasa tan a menudo de quedarme un poco como: - ¿oiga?, sí es que eso no lo entiendo muy bien. Sí, sí, eso, sí, la realidad.
Y es que en esa actividad había un niño, imagínense típico niño Daniel el Travieso, con padre brutote y totalmente bandarra e indisciplinado.
Ese niño en plan: me importa todo una mierda y hago lo que me da la gana.
Ese niño que tira un bote de pintura sobre la carpeta a estampar, y al que prácticamente tienen que esposar a la mesa para que no convierta todo en un absoluto caos.
A ese niño, con el que ya no saben que hacer, le dan una enorme hoja y el chaval se dedica a desbarrar con la pintura y a pasárselo fenomenal. Y acaba pariendo el folio que han visto más arriba.
Y bueno, tu estás en un museo, de esos que valen mucha pasta y con obras muy buenas, pero te acuerdas de un par de cuadros de Mondrian y alguna cosa más que tienen en las salas y te dan ganas de ir a la monitora y decirle: - Sí, sí, este será un delincuente, pero tienes cosas ahí arriba que valen menos que esto.
Y es que el arte es esa cosa tan rara y el ser humano es tan inherentemente artístico.
No sé, a lo mejor todos tendríamos que quemar las láminas de Piccaso que colgamos en nuestras casas e ir corriendo a comprar lienzos y temperas para nuestros hijos... el caso es que creo que no me entero de nada y, desde que fui, muchos cuadros no sé si mirarlos del derecho o del revés. Yo por si acaso me pasaré esta tarde por la tienda a comprar unas temperas para las peques.
Me parece muy interesante,tiene algo,comunica...Tiene profundidad, luz, textura...
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